¿Has tenido la oportunidad de tener entre tus manos o siquiera ver un diamante? ¡Imáginate que de pronto tienes uno o varios y descubres que se ha perdido!, ¿que harías? Quizá te pongas como loco. Resulta que eso vivió un cliente en una joyería. Tras comprar los diamentes de pronto sus diamantes desaparecieron, lo curioso es que un perrito se los había almorzado.
Cuando el dueño del can, el joyero Chuck Roberts, estaba atendiendo a un cliente, el perrito saltó al mostrador, donde había cuatro pequeñas joyas con diamantes, y se las tragó. Roberts no tardó de descubrir que su mascota tiene un ‘buen apetito’.
Efectivamente, el perro se las había tragado. Sólo pasó un día tras lo cual los diamantes fueron devueltos. El señor Roberts explicó que no regañará al perro, pues la culpa no fue de él. Además dijo que ya aprendieron la lección y tendrán tanto él como su esposa más control sobre su mascota.
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